El virtual estancamiento por casi cuatro décadas explica ese bienestar igualmente estancado, como ocurre con la pobreza, a pesar de tantos programas que la combaten. México fue un país prometedor en materia de crecimiento hasta 1982. No por nada, obtuvo la sede olímpica en 1968. El populismo económico de 1972-82 trajo un crecimiento desordenado, inflacionario, acumulando enormes desequilibrios, y deuda en cantidades astronómicas. La deuda acumulada lastró la economía por casi una década. Otro endeudamiento de corto plazo en dólares en 1994 (Tesobonos) implicó otro lastre en 1995-97 por la crisis que trajo. De 1981 a 1996 el PIB per cápita ACUMULADO se contrajo -4.4%.
El «despegue» de 1997 experimente un frenazo a partir de 2001 por la entrada de China a la OMC (que compite con productos mexicanos en EE.UU.) y una recesión en Estados Unidos en 2001-02. En 2008-09 la crisis financiera global causó una recesión brutal en México. El crecimiento desde 2013 a la fecha ha sido positivo, pero bajo. El cuadro desde 1982 es, por ende, deprimente. Basta comparar el crecimiento acumulado logrado por otros países durante el período para tener una idea de la magnitud del estancamiento.